Mes: agosto 2017

Autoimagen positiva, de Jorge Duque Linares

Resultado de imagen para auto imagen positiva jorge duque linares

Pues Jaime Duque Linares en esta obra del 2002, comenta y hace eco a esa frase griega del templo de Delfos, Seauthon Gnosei, conócete a ti mismo.  El estado fluído o conectado de conciencia, ese estado modificado de conciencia que tanto buscamos con diferentes tipos de experiencias, suele estar al alcance de lo que estamos haciendo, en la vida cotidiana, de una forma a veces tempestuosa, otras veces conduciéndose como una gota que finalmente perfora la roca.  Y en cada vida ese susurro está presente, algunos escuchan más que otros. Ese susurro ayuda a sentir la vida y a buscar y a obtener sentido.

Mientras leía algunas palabras la de que uno mismo es el responsable de elegir que piensa, que siente, me vino a la cabeza la imagen de un programa querido de hace algunos años, Babilona 5, con el capitán Sinclair. Y la enorme estación Babilonia cinco, suele tener problemas de política galáctica con algunos vecinos problemáticos los mimbari. La enorme estación y su tripulación, dependen de la experiencia, buen sentido, gran intuición, capacidad de resolver problemas complejos que tiene el profundamente humano capitán Sinclair. Y el sistema nervioso, curiosamente funciona de un modo parecido. Existe una retícula, como una tela de araña casi que inidentificable, oculta en los entresijos del tallo cerebral, que resulta que tiene alrededor de cien mil neuronas que regulan la atención, la conciencia, la vigilia. La sustancia reticular activadora ascendente, descrita por dos pacientes e inquisitivos neurocientíficos, Giuseppe Moruzzi y Horace Magoun.

Lo interesante y la naturaleza del parangón de la sustancia reticular con el capitán Sinclair, o con el capitán James Kirk, es que ella maneja una máquina si cabe, de  casi cien mil millones de neuronas, todas las neuronas de la corteza cerebral, ese telar mágico donde están los sueños, los pensamientos, la idea de Dios.

Y la sustancia reticular activadora ascendente, es el piloto responsable de conjugar y aprovechar la experiencia de los otros cien millardos de neuronas, donde también, obviamente, están los centros de la emoción, que tanto tiempo han evolucionado y nos han hecho los seres sociales que somos.

Y la actitud mental positiva es una forma si se quiere, de enseñar, de educar, de hacer que ese particular grupo de neuronas de la conciencia, tracen rutas de vuelo, por donde va a volar la nave más compleja del universo, el cerebro humano, ese simpático extracto de polvo de estrellas, con una chispa de inteligencia divina, la chispa que se puede intuir ya en esa obra de Adán y Dios.

El estrés, la enfermedad de nuestro tiempo, se puede manejar. Con respiración, con aporte de energía, que hace que las neuronas puedan dar ese deseado salto cuántico de llegar al estado modificado de conciencia, donde el mundo se ve desde una perspectiva sin perspectivas, y hay que repetirlo como un mantra, relajado y calmado, relajado y calmado, relajado y calmado, relajado y calmado. El estrés se vuelve paradójicamente vitalidad. Y las cicatrices del pasado, pueden ser vistas como una escuela necesaria para llegar a ese proceso de llegar a ser lo mejor que se puede ser.

Luego de haber hecho estas especulaciones sobre ciencia ficción y neurociencia, (que a veces la una tiene fronteras grises con la otra)  el punto es que es posible una disciplina en torno al proceso de aprender a aprender, que no solamente sirva para aprender conocimientos en un patrón escolasticista, sino que ayude a lograr un manejo positivo de las emociones y los instintos. Ser inteligentes emocionalmente, es una meta y una deber, para poder ayudar a tener ese mundo mejor, que empieza por el cotidiano ambiente y microcosmos en el cual vive cada uno.