¿Por qué nuestro cerebro es tan grande al comparar con otras especies?
Una pregunta que me hace evocar a Carl Sagan en Cosmos, cuando refiere que cuando el ADN deja de ser suficiente para adaptarse a un ambiente cambiante, la información que se recaba, hace necesario un sistema de organización de dicha información para adaptación. Y este conjunto de datos, que los primeros homínidos fueron duramente aprendiendo con el paso de mucho tiempo, hicieron necesario ensanchar el acervo neuronal. Cultura sobre la caza, sobre todo, sobre botánica, sobre relaciones interpersonales. Este tipo de complejidad surgió a su vez y en consonancia con el medio social, que venía dado por tres tipos básicos de interacciones, refiere Edgar Morin en su obra sobre el paraíso perdido, nociones de antropobiología: esas eran la interacción homínidos machos – homínidos hembras; hembras y sus crías; homínidos adultos y adolescentes. La antropología que se muestra acá en forma de cultura, sobre cómo saber hacer diferentes cosas como lanzas, pulir instrumentos cortantes de obsidiana o de piedra, como ubicar las presas y acorralarlas, como mantener el fuego en una caverna, como sobrevivir a depredadores, junto con el saber de plantas, geografía, estaciones, migraciones, sitios peligrosos, animales venenosos y un largo etcétera, es información que requirió un sustrato neuronal expandido, para manejar semejante cantidad de lenguaje con un grupo de neuronas cuya población era la misma que la de un adulto (casi), pero careciendo de un conectoma definido, es decir, de conexiones axonales de sustancia blanca. Esto hacía al bebé humano extraordinariamente desprotegido frente a su medio ambiente, y dependiente de la crianza materna por períodos relativamente largos, en comparación con otras especies. Luego de la etapa de cazadores-recolectores, vinieron los más avanzados con mejores sistemas de comunicación y lenguaje, que fueron eliminando a los homínidos con lenguaje menos evolucionado, y de paso instalaron sistemas de sembradíos, que pari passu, dieron origen a los aumentos de población y al inicio de la historia.
En conclusión, el humano tiene un cerebro grande para asimilar la cultura, en sus dimensiones antropológica, psíquica, egoica, con sus herramientas o subdivisiones o tipos de inteligencia especial -como se quiera decir) de inteligencia, lenguaje, afecto, que junto con los dominios aferentes y eferentes o motrices y sensoriales, hacen que en forma epifenoménica como lo propone el emergentismo, surja una conciencia muy primitiva, cuyo objetivo es satisfacer a ese organismo y dejarlo como el centro de su propio universo…..
Y hablo de esta conciencia «primitiva» porque excluye el ser social y la trascendencia de la conciencia reflexiva……
Es decir, hay cualidades variables de conciencia…..
Y obviamente, la educación como un proceso de hacerse preguntas, ayuda al desarrollo de esa conciencia más inclusiva, más hominal, más trascendente, que busca manifestarse dentro de lo mejor que ha ideado la especie para conocerse y conocer su entorno, como lo son espiritualidad, filosofía, ciencia y arte…