Psichiatry

Más Platón y menos Prozac

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Detalle del fresco Alegoría de la filosofía, en las Stanze de Rafaello, palacio Vaticano. Platón señala hacia lo alto, mientras Aristóteles a su derecha indica con el gesto de su mano que lo importante es la medida. Foto del autor

Introducción

Este libro ofrece La perspectiva de la filosofía práctica, con lo cual Lou Marinoff logra hacer que se “despierte” ese Homus philosophicus que cada cual lleva dentro.

Resulta que últimamente con las conmociones de todo tipo que nos ocurren, la depresión y la falta de significado son condiciones a la orden del día. Y Hay una solución relativamente rápida para solucionar esto y es la medicalización de la condición. Esto significa que como se está deprimido o ansioso, se toma un medicamento y voilá, se espera que haya una solución como por arte de magia. Empero, la realidad es otra. Una cosa es lo que hay y otra lo que queremos ver y en ese contexto, muchas veces los antidepresivos son unos lentes para ver la realidad que no solucionan el problema y nos quedamos como al principio, con la misma sensación de crisis, y sin saber que hacer. La psiquiatría ha creado una plétora de nuevos diagnósticos, como el trastorno de tamborileo de dedos, o el halarse los cabellos (la llamada tricotilomanía) que tras el nombre rimbombante, oculta ansiedad, que a su vez es estar con la atención enfocada en el futuro, en lugar de estar enfocado en el irrepetible PRESENTE.

El rol de la filosofía

Quien esto escribe es médico y ha tenido la oportunidad de ventilar temas de neurociencias en un material compilado relativo a cerebro, mente y conciencia. No obstante la promesa de conocimiento de la ciencia pura y dura, medible, inobjetable e incontrovertible, está el tema gris y borroso de la conciencia, la conciencia reflexiva o de la conciencia como campo, de modo que la ciencia con su objeto formal, se encuentra con escenarios hipotéticos que plantean más preguntas que respuestas ante el cómo del funcionamiento.

Y resulta que ver el mundo con la óptica de las mentes de otros tiempos que reflexionaron sobre preguntas de interés perenne, ayuda. Esas mentes son gentes de sentido práctico, gentes expertas en hacerse preguntas, en ver que era lo que más convenía a la luz de la equidad y el dar a cada cual según sus méritos, de vernos como seres falibles que además de ser orgullosos de su razón como instrumento también deben ser temerosos de usar un instrumento que tiene limitaciones. Es decir, diferentes tipos de pensamiento para ver el mundo, las relaciones de los hombres, la búsqueda de significado y propósito. Y en este sentido, el counseling filosófico, tiene algo que decir para ayudar a ayudarnos en la búsqueda de respuestas.

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Detalle de fresco La alegoría de la filosofía, por Rafael Sanzio de Urbino, Stanze de Rafaello, palacio Vaticano. Foto del autor.

La casuística

Los diferentes escenarios de consultantes en quienes se aplican diferentes formas y escuelas de pensamiento, demuestran que con un buen enfoque, se logra esa función mayéutica de lograr dar a luz la propia verdad, aunque esto puede sonar extraño, más bien, el significado y/o el propósito que subyace detrás de cada única experiencia personal e irrepetible. De alguna forma, esto me hace pensar en una escena de la película de Terry Gillian llamada Las aventuras del Barón de Munchausen, cuando el mismo jalándose de su casaca es capaz de sacarse del mar, y además junto con su cabalgadura! Pensamos que ante los problemas podemos ser como el barón de Munchausen y sacarnos a nosotros mismos del atolladero, cuando en la vida real, se requiere una ayuda externa.

Esta casuística es igualmente un ejemplo de lo que se puede hacer con un estilo de coaching que tiene preparación dada por las mentes más brillantes de todas las épocas, de forma que para algunos casos ayuda el Qóelet o libro del Eclesiastés, en otros la teoría de Juegos de John Von Neumann, en otros, el enfoque existencialista, en otros, el autoritarismo de Hobbes, o el estoicismo de Epícteto, resaltando el valor irrobable de la virtud, o quien lo diría, El libro de las mutaciones o I Ching, de tan frecuente consulta por Marinoff.

La capacidad de interpretación al alcance de todos.

En las sesiones de planteamiento de preguntas en los cafés filosóficos, hay un listado de preguntas que curiosamente siguen vigentes y por eso se les llama perennes, han acompañado la humanidad desde el origen de los tiempos: preguntas del tipo para qué la vida, por qué vale la pena vivir, qué es la belleza, qué es el bien?

Y una cosa que me ha llamado la atención, es que ver las cosas sin conceptos preconcebidos tomados de otros autores, puede ser más útil para llegar a una conclusión propia, para evitar ser lo que Marinoff llama un títere filosófico, que cita de otros, aunque sin contexto… Y aquí, una escena de una historia Zen, el hombre que llega con su jarra llena y la sigue llenando y rebosada desperdicia lo que le vierten; quizá el mensaje para tomar lo bueno de esta admonición, es que para llegar a una respuesta, para ayudar a que la filosofía sea práctica y se salga del marco de la filosofía analítica que es el estereotipo que hay en el ciudadano de la calle, es en últimas, mejor estar con la “jarra vacía”.

Significado y propósito

Una frase del autor, que el hombre sabio piensa que lo inevitable es evitable, el hombre común ha decidido que lo inevitable es inevitable…. Y esto trae a colación a Maturana Romesín, (no mencionado en el libro) pero relacionado con este tema en el sentido que todo saber es un saber hacer.

Y aquí hay un interesantísimo ejemplo de significado y propósito, a propósito del menú en el restaurante.

  • Hay gente que por ejemplo no sabe leer, pero sabe que está en el sitio indicado. Tienen propósito pero no significado.
  • Hay gente que en un hipotético ejemplo, se come las imágenes de la comida, porque han entendido lo que allí hay y no más. Tienen el significado pero no el propósito.
  • Y están los que entienden lo que expresa el menú, y piden lo que quieren comer. Tienen significado y propósito.

Y una cosa que mutatis mutandis nos pasa a los humanos, es que solemos cambiar de propósitos y esto genera crisis. Y tener significados en función de un solo propósito, también es limitante, como cuando una reina del colegio se dedica a vivir de su gloria pasada; lo cual lleva al valor del tiempo presente, profundamente atesorado y mejor conocido cuando paradójicamente se aproximan los finales, ya sea porque hubo una experiencia al borde de la muerte, o porque la ancianidad nos muestra la vía recta donde al final observan expectantes las tres parcas que manejaban el ciclo vital en la mitología griega: Cloto, Atropo y Láquesis.

No es posible medir las capacidades de un humano, excepto por lo que hace, un punto de vista manejado por el coaching: si se ha asimilado el cambio, se expresa en la conducta.

Alfred Khorzybski es traído a colación igualmente, con el mapa que no es el territorio. Y su utilidad está dada en la medida que se quiera viajar…..

La muerte

Somos seres para la muerte, animales que se han vuelto conscientes del tiempo, cada vida es irrepetible, de modo que el existencialismo así como el Zen, destacan y resaltan la sabiduría del tiempo presente. Es lo que tenemos aquí y ahora. Y el Baghavad Gita, en un tono un poco despectivo, dice que no hay que preocuparse (excesivamente) por lo inevitable. La vida es vida muriendo, empieza por un lento e imperceptible proceso de envejecimiento bioquímico que luego alcanza los huesos y la piel, viéndolo poéticamente… y la muerte es vida amaneciendo, también viéndolo poéticamente.

Como comenté en un material sobre la Antropología de la muerte, por Louis Vincent Thomas, la muerte en occidente nos atemoriza, la trivializamos en el cine y en los videojuegos, el juego perverso de la guerra se procura excluir de los medios de comunicación. Y al final llega, tan callando, como en las coplas de Jorge Manrique a la muerte de su padre, borbotando por sitios que son inevitables, como lo son los hospitales y los cementerios.

Deberíamos visitar  más a menudo los cementerios, para pensar que la gente que está ahí, fue llorada por otros que ya tampoco están, de modo que ante lo inevitable de la muerte y el nacimiento, poco preocuparse, cerrando el círculo de lo que dice el Baghavad Gita…..

Conclusión

Este es un libro para leer y releer con bastante calma. En alguno de los fragmentos que hay allí, está de la misma forma de un vademécum, un remedio para una situación que uno no se imagina. Si ya tiene la facilidad de la introspección, seguramente verse a sí mismo como un objeto externo, como el objeto de su reflexión con sus emociones, al estilo de Michel de Montaigne, otro de los autores tras bambalinas en el material (obviamente Marinoff no puede hablar de todo), le ayudará a clarificar esas lagunas que todo humano suele tener.

Libro 20 de 2017

Hormonas y cognición

Son importantes las hormonas en la cognición?

Sí. Se investigó en resonancia nuclear funcional (fMRI) la actividad del núcleo accumbens en adolescentes de sexo masculino, edad promedio de 14 años, se midieron niveles de testosterona en saliva y se aplicaron algunas pruebas de medición de medición de asumir riesgo y obtención de recompensa, una de las conductas asociadas al funcionamiento del núcleo accumbens.  Qué mostró? El núcleo accumbens tuvo su mayor actividad en los jóvenes a mediados de su adolescencia, con algunos cambios de su actividad según el mayor o menor gusto por tener sensación de recompensa (Braams et al, 2015)[1].

La propensión durante la adolescencia para la búsqueda de sensaciones de recompensa / novedad rompiendo el equilibrio frente a la incertidumbre o tener un daño potencial, podría explicarse por un fuerte sistema de recompensa (dado por el núcleo accumbens), un sistema débil de evitar daños (la amígdala), y / o un sistema de supervisión ineficiente (corteza prefrontal medial / ventral). Los ajustes de funcionamiento o las perturbaciones en estos sistemas cerebrales, pueden contribuir a la expresión de enfermedad mental, por ejemplo depresión y la ansiedad (Ernst et al, 2006)[2].

También se observa por ejemplo durante el envejecimiento. En ancianos por ejemplo, el aumento de prolactina se encuentra asociado con un menor desempeño cognoscitivo, menor sensación de bienestar y depresión (Castanho et al, 2014) [3]. Y esto es semejante a lo que ocurre cuando se administran algunos antiparkinsonianos que aumentan la prolactina. Y los menores niveles de estradiol igualmente se asocian con mayor depresión y menor desempeño cognoscitivo.

Ya en la edad avanzada se presentan disminuciones funcionales en todo el cuerpo, incluyendo algunos aspectos del rendimiento cognitivo. Mientras que la demencia se desarrolla en sólo algunos individuos de edad avanzada, la disminución de la función cognitiva tiene un impacto en la vida diaria para muchos otros. Hay un amplio espectro de diferencias individuales en los cambios cognitivos relacionados con la edad y los cambios en el ambiente hormonal modulan cambios cognitivos (Moffat, 2005).[4]

Referencias bibliográficas

[1] Braams BR, van Duijvenvoorde AC, Peper JS, Crone EA. Longitudinal changes in adolescent risk-taking: a comprehensive study of neural responses to rewards, pubertal development, and risk-taking behavior. J Neurosci. 2015 May 6;35(18):7226-38.

[2] Ernst M, Pine DS, Hardin M. Triadic model of the neurobiology of motivated behavior in adolescence. Psychol Med. 2006 Mar;36(3):299-312.

[3] Castanho TC, Moreira PS, Portugal-Nunes C, Novais A, Costa PS, Palha JA, Sousa N, Santos NC. The role of sex and sex-related hormones in cognition, mood and well-being in older men and women. Biol Psychol. 2014 Dec;103:158-66.

[4] Moffat SD. Effects of testosterone on cognitive and brain aging in elderly men. Ann N Y Acad Sci. 2005 Dec;1055:80-92.

Material original del autor. Licencia de autor Creative Commons (Reconocimiento - No Comercial - CC by-nc)

Noticias del mundo de la medicina en:  https://alejandromeloflorian.wordpress.com/

 

El centro cerebral del placer

Contenido traducido, tomado de blog http://alfre.dk/the-pleasure-center/

En 1954, dos jóvenes neuropsicólogos cometieron un error al implantar un electrodo en el cerebro de una rata, un error que involuntariamente llevó a un descubrimiento importante.

Uno de los dos era Peter Milner, un estudiante de doctorado de la Universidad McGill. En ese momento, él estaba poniendo a prueba la teoría de que las ratas podrían ser motivadas mediante la estimulación de la formación reticular, una zona anatómica especial en el tronco cerebral.

Sus ratas corrían a través de un laberinto en T. Cada vez que la rata eligió uno de los dos caminos a tomar, un choque sería enviado a una zona especializada llamada «formación reticular». Era la esperanza de Milner que las ratas podrían asociar su elección con el estímulo supuestamente gratificante, de modo que seguirían eligiendo el mismo camino en futuras aproximaciones. En cualquier caso, Milner no tuvo mucho éxito en su experimento. En lugar de girar hacia el camino por el que recibieron la estimulación, las ratas por unanimidad  evitaron ese lado. Evidentemente, la estimulación evocó un sentimiento negativo en lugar de excitación, como Milner había esperado.

Fue en ese momento que a Milner fue presentado James Olds, un joven psicólogo social de la Universidad de Harvard con un interés en el estudio del cerebro; que estaba buscando a alguien como Milner para que le ayudara a empezar en su trabajo de campo.

Pero el trasfondo de psicología social de Olds fue retirado bastante lejos de la psicología fisiológica del laboratorio de Milner, y Milner se mostró escéptico de que este nuevo recluta pudiera ser de alguna utilidad. Sin embargo, le dio una oportunidad.

Olds resultó ser un alumno brillante: rápidamente, a una semana de serle dado un atlas y libro de anatomía cerebral de la rata, su conocimiento del cerebro de rata destronó al del propio Milner. Pronto, se le dió la tarea de implantar los electrodos en los cerebros de las ratas, siguiendo las instrucciones del Milner.

Este método de implantar el electrodo, sin embargo, era un procedimiento delicado que requería manos firmes y paciencia. Aunque produjo resultados razonablemente consistentes, fue un proceso largo y con mucho margen de error.

Después de practicar con unos electrodos, Olds era lo suficientemente competente para realizar la operación de forma independiente. Pero en esta independencia, hizo algunos ajustes al procedimiento: utilizó alambre de calibre más pesado, y no esperó tanto tiempo para que el adhesivo del electrodo se secara por completo antes de doblar los cables en la orientación deseada. Estos podrían haber parecido ajustes inofensivos en el momento, pero los pequeños cambios en los procedimientos delicados no siempre son tan inocentes.

Una rata Curiosa

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Crédito de imagen: tomada de blog 

https://trojantopher.wordpress.com/tag/peter-milner/

Fue con una de las ratas de Olds que algo muy peculiar pasó. Cuando se estimuló, esta rata se detuvo, empezó a oler y buscar mientras se movía. Tan pronto como el estímulo fue cortado, volvió a su comportamiento normal. Esto estaba en marcado contraste con todas las ratas anteriores que probaron-que podían controlar su movimiento, dando una corta ráfaga de estimulación cada vez que iban en una dirección determinada. En momentos en que Milner se estaba desalentando por su falta de resultados, esta rata obediente reavivó su esperanza.

El intento de descubrir lo que hizo la rata se comportara de esta manera, hizo que Milner y Olds diseñaran un nuevo experimento. En lugar de controlar el estímulo ellos mismos, los dos científicos idearon un método para permitir a la rata activar el estímulo por su propia cuenta. Si la rata administraba el estímulo por sí sola cuando no estaba bajo influencia externa, concluirían que la rata buscaba deliberadamente la estimulación cerebral; esto implicaría que el estímulo era intrínsecamente excitante o gratificante para la rata.

Y de hecho lo fue. Incluso cuando la palanca para activar el estímulo se posicionó con torpeza de tal manera que la rata tenía problemas para manipularlo, la rata fue persistente. Este fue un fenómeno sorprendente que condujo a importantes preguntas: ¿Estuvo la rata completamente subordinada a este estímulo? ¿Podría su comportamiento ser completamente controlado simplemente mediante la estimulación de un área particular de su cerebro?

Único en su clase

Al tratar de responder a estas preguntas, los científicos llegaron a un punto ciego: no podían replicar el comportamiento en otras ratas. Sólo tenían una rata que se comportó de esta manera, y Olds estaba naturalmente preocupado de que esto fuera un fenómeno de una sola vez que nunca presenciaría de nuevo. (Debido a esta preocupación, tomó un video del evento, aunque el video se ha perdido para la historia.)

Después de muchos intentos fallidos más, Milner comenzó a sospechar que tal vez el electrodo no estaba en su posición deseada; tal vez se implantó de forma incorrecta o se había desplazado en algún momento. Pero no había manera de Olds estuviera dispuesto a sacrificar su única «buena» rata para determinar la ubicación del electrodo.

Por suerte, había otros medios de la época, y otro de los científicos en el laboratorio tuvo la brillante idea de tomar una radiografía. Lo que encontraron fue que el electrodo de hecho había sido desplazado varios milímetros de distancia de la formación reticular, y estaba en contacto con el hipotálamo. Puede haber sido el uso de Olds de mayor calibre que requería más presión para doblar, o tal vez fue la forma en que Olds había doblado los cables antes del secado del adhesivo del electrodo. De cualquier manera, estaba claro que el electrodo no estaba donde ellos esperaban, y su nuevo puesto en contacto con el hipotálamo causó algún tipo de sensación altamente excitante en la rata.

El placer y la recompensa

Para los próximos años, en otros experimentos, Olds se dispuso a localizar las áreas cerebrales precisas responsables de la inducción de esta extraña sensación en las ratas. A pesar de que llamó a estas áreas «centros de placer,» no sabemos lo que las ratas en verdad sienten cuando son estimuladas, o si su sentimiento es del todo análogo a nuestro concepto de «placer» (aunque sin duda es un concepto atractivo). Tomando esto en consideración, los científicos de hoy en día prefieren hablar de «centros de recompensa» en vez de «centros de placer».

Se estableció un experimento, similar a la anterior en el que las ratas fueron capaces de autoadministrarse un choque a una parte de su cerebro, empujando una palanca. Dependiendo de donde se dejó la punta del electrodo, las ratas mostraron una amplia gama de respuestas. Olds encontró algunas áreas (áreas pequeñas en el cerebro medio y las secciones adyacentes del tálamo y el hipotálamo) que al ser estimuladas, producían una respuesta de evitación en las ratas. Otras áreas (como la posterior y hipotálamo anterior) en contraste, produjeron la sensación excitante.

En algunos casos, la sensación era evidentemente muy intensa, algunas ratas presionarían la palanca tanto como !!! 7.000 veces por hora !!!  hasta el colapso por agotamiento.

Esta tendencia a la auto-estimulación fue incluso mayor que la del hambre. En un experimento posterior, Olds encontró que las ratas serían capaces de atravesar un suelo altamente electrificado para recibir la estimulación de un suelo que incluso las ratas en ayunas durante 24 horas no fueron capaces de atravesar por la comida.

Las ratas, evidentemente, pudieron ser controladas en su totalidad a través de señales eléctricas enviadas directamente al cerebro. Esto hace que nos preguntemos: ¿Qué pasa con los humanos?

Placer Humano

¿Tienen también los seres humanos «centros de recompensa» en el cerebro?

Sí los tenemos. Pero, tal vez, afortunadamente, la estimulación a nuestros centros de recompensa no conduce necesariamente a un frenesí similar al de las ratas.

En un experimento muy controvertido por Robert Heath en la década de 1950, los pacientes con tendencias violentas tuvieron electrodos implantados en sus cerebros con la esperanza de que la estimulación sería calmarlos. Los pacientes reportaron sentimientos de euforia leves o agradables en respuesta al estímulo, pero nada cerca de la intensa sensación de que condujo a las ratas a comportamientos extremos y de agotamiento. Estos experimentos no estaban buscando específicamente para áreas de estimulación cerebral placentera, sin embargo, lo que puede ser el caso que la orientación otras áreas o combinaciones de áreas daría lugar a una sensación más intensa.

De cualquier manera, incluso sin estimulación neural directa, los hallazgos de Heath sugieren que el humano puede ser propenso a un comportamiento análogo al de la rata, empujando continuamente una palanca para obtener más auto-estimulación: algunos científicos creen que las adicciones   (como ocurre con alcohol o con abuso de drogas) son el resultado de un síndrome de deficiencia de recompensa, en la que una deficiencia en los centros de recompensa del cerebro resulta en un deseo constante de alivio, que toma la forma de abuso de sustancias.

El concepto de centro de recompensa tiene implicaciones interesantes para la investigación y la tecnología del futuro. En un caso extremo, algunos creen que la estimulación directa de estas áreas, será clave para eliminar las emociones negativas por completo del mundo (ya sea o no que sea un estado deseable, es tema de debate). Los partidarios de este escenario futuro les gusta señalar que, en una reunión de la Sociedad para la Neurociencia en 2005, el Dalai Lama mencionó:

                Si fuera posible liberarse de las emociones negativas por una implementación libre de riesgo de un electrodo, sin menoscabar la inteligencia y la mente crítica, yo sería el primer paciente.

Incluso si esto no resulta posible, esto ilustra el enorme potencial que yace en el futuro la investigación del cerebro; todavía hay mucho que aprender y descubrir.

Cabe esperar que en nuestra búsqueda para aprovechar la búsqueda del placer, las tendencias no terminen como la rata: en un ciclo continuo de auto-estimulación, adicción, y el eventual agotamiento.

Referencias (tomadas del post original)

“A World Without Suffering?” Accessed April 8, 2013.http://ieet.org/index.php/IEET/more/dvorsky20090502.

Baumeister, Alan. “The Tulane Electrical Brain Stimulation Program A Historical Case Study in Medical Ethics.” Journal of the History of the Neurosciences 9, no. 3 (2000): 262–278. doi:10.1076/jhin.9.3.262.1787.

Blum, Kenneth, John G. Cull, Eric R. Braverman, and David E. Comings. “Reward Deficiency Syndrome.” American Scientist 84, no. 2 (March 1, 1996): 132–145. doi:10.2307/29775633.

“James Olds, May 30, 1922—August 21, 1976 | By Richard F. Thompson | Biographical Memoirs.” Accessed April 8, 2013. http://www.nap.edu/readingroom.php?book=biomems&page=jolds.html.

Milner, Peter M. “The Discovery of Self-stimulation and Other Stories.” Neuroscience & Biobehavioral Reviews 13, no. 2–3 (Summer 1989): 61–67. doi:10.1016/S0149-7634(89)80013-2.

Motivation: Self-Stimulation in Rats, 2010. http://www.youtube.com/watch?v=aNXhyPj-RsM&feature=youtube_gdata_player.

Olds, James. “Self-Stimulation of the Brain.” Science 127, no. 3294 (February 14, 1958): 315–324. doi:10.2307/1754983.

Olds, James, and Peter Milner. “Positive Reinforcement Produced by Electrical Stimulation of Septal Area and Other Regions of Rat Brain.” J Comp Physiol Psychol 47, no. 6 (1954): 419–427.

Página sobre Cerebro, Mente y Conciencia – Un enfoque multidisciplinario

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https://www.facebook.com/pages/Libro-Cerebro-mente-y-conciencia-Un-enfoque-multidisciplinario/613569022038907

Un viaje a través de la historia del conocimiento neurocientífico; así definiría yo este libro del Dr. Alejandro Melo-Florián.
Decía Ortega y Gasset que “el hombre, es el hombre y sus circunstancias”. Del mismo modo el autor nos conduce por los paisajes más diversos de la investigación sobre el
sistema nervioso central -precisamente sobre aquellos aspectos que afectan a lo más íntimo del ser humano como tal- y de las circunstancias históricas en que los hitos
del conocimiento neurocientífico se han ido produciendo.
Con el hálito unificador del humanista poco o nada escapa a su alcance: psicobiología evolucionista, neurobiología del desarrollo, biología celular y biología funcional.
Todas estas perspectivas integradas van dando respuesta a la pregunta inicial: ¿cómo funciona el cerebro humano?
El libro, generoso en citas célebres, resulta de lectura fácil y amena y conforme uno avanza en este viaje va descubriendo cómo nuevos enfoques son complementarios
entre sí para comprender cómo del cerebro se desprenden sus dos principales productos derivados: la mente y la conciencia.
Productos que siempre deseamos alcanzar a entender pero con frecuencia se nos escurren entre los dedos de la mano como un puñado de arena. Y es precisamente
esta red de conocimientos, esta malla psicoevolutiva, la que nos permite retener una idea más nítida de qué son y qué papel juegan en el hombre mente y conciencia.
No puedo evitar recordar aquí una de mis frases favoritas de D. Santiago Ramón y Cajal “Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro”. Efectivamente
el conocimiento neurocientífico nos está abriendo las puertas a la maquinaria que rige el mundo de los pensamientos y la conducta humana. Y una vez dentro,
si de veras conseguimos comprender el cerebro, podemos intentar influir, modular -o esculpir- aquellos procesos cuyo funcionamiento no consideremos óptimo. Para
ello la clave del éxito está en conocer lo mejor posible las piezas y los mecanismos, cómo se integran y cómo se generan los procesos.
Poco más cabe decir en este prólogo. Si acaso les diría lo mismo que a quien se dispone a leer un libro de viajes y aventuras de Julio Verne: disfruten.

Manuel Menéndez-González M.D.
Neurólogo, Hospital Álvarez-Buylla
Profesor Asociado del Departamento
de Morfología y Biología Celular, Universidad de Oviedo
Editor Jefe de International Archives of Medicine

http://books.google.com.co/books?id=DIZGAgAAQBAJ&pg=PA5&lpg=PA5&dq=manuel+menendez+cerebro+mente+y+conciencia&source=bl&ots=9TORqbmfDK&sig=MD02xnlHTG2qcZOiMpoAc3HP_rg&hl=es&sa=X&ei=roIIU-3mE8jcyQG6hoHQBQ&ved=0CDQQ6AEwAQ#v=onepage&q=manuel%20menendez%20cerebro%20mente%20y%20conciencia&f=false

 

Comentarios sobre el paradigma holográfico y la conciencia

5tjad
2 de febrero de 2014 a la(s) 18:11
Holografía se refiere a una técnica especial de producción de fotografías tridimensionales de un objeto. El término holograma fue acuñado por el inventor de la holografía, el científico húngaro Dennis Gabor, a partir de las palabras “grama” (mensaje), y “holos” (toda, completa). En realidad un holograma contiene más información sobre la forma de un objeto que una fotografía simple, ya que permite verla en relieve, y variando la posición del observador, obtener diferentes perspectivas del objeto holografiado. Dennis Gabor inventó la holografía en 1947, y recibió el premio Nóbel de Física en 1971 por su descubrimiento.

La holografía está íntimamente asociada a la naturaleza ondulatoria de la luz. Ahora ¿Qué pretendemos decir con la expresión “naturaleza ondulatoria de la luz”? Todos conocemos las olas de mar, y ya vimos una onda propagarse en una cuerda cuando se agita una de sus extremidades.
Si se corta por la mitad el holograma de una rosa y después se lo ilumina con un láser, se observa que cada una de las mitades sigue conteniendo la imagen entera de la rosa. Además se observa que, aunque se vuelvan a dividir esas mitades, cada fragmento de la película siempre contendrá una versión más pequeña pero intacta de la imagen original.

A diferencia de las fotografías convencionales, cada parte de un holograma contiene toda la información que posee el todo. Lo anterior implica la necesidad de trabajar imágenes con láser para entender mejor el holograma y hace necesario entender que las partículas están conectadas entre sí, en un nivel fundamental, lo cual ha sido descrito con base en hallazgos del físico francés Alain Aspect (Ref. 1) sobre la conexión a distancia de partículas.

En las interacciones a distancia, se ha descrito que un cambio de espin de una particula, inmediatamente modifica al mismo spin a otra partícula a distancia. Incluso a gran distancia. Lo holográfico u hologramático (también lo he encontrado así) hace referencia a que todo está interrelacionado y funciona como un todo; en la parte está el todo; hasta aquí, la cosa sin misterios.
La demostración: David Bohm (físico de Queen Imperial College, de gran tradición, y discípulo de Einstein, amigo de Krishnamurti) lo propone con lo que él llama «teoría del orden implicado», lo demuestra con una gota de tinta disolviéndose en un cilindro con otro soluto, le da vueltas lentamente y la gota de tinta deja de ser visible; y al devolver el dispositivo, vuelve a aparecer la gota de tinta.
Esto lo interpreta como un orden subyacente a otro (orden implicado), primordial, ambos conformando una totalidad. Trabajó con el neurocirujano y neurofisiólogo Karl Lashley, quien a pesar de extirpar fracciones de cerebro en modelos animales, no pudo eliminar un circuito de memoria, esto les llevó a pensar en la ubicuidad de la memoria y a atribuírle entonces esta propiedad holográfica, que luego propusieron para otra funciones, incluida la conciencia.
Además del capítulo del libro de Cerebro, mente y conciencia – Un enfoque multidisciplinario, me soporté en varias referencias adicionales, las cito a continuación:

1. https://sites.google.com/a/kenshozen.es/kenshozen-es/ciencia-1/paradigma-holografico
2. http://www.bibliotecapleyades.net/ciencia/ciencia_holouniverse04.htm
3. http://www.editorialkairos.com/catalogo/el-paradigma-holografico
4. http://puerto-de-escape.cl/wp-content/uploads/2009/08/el-paradigma-holografico-omar-vega.pdf
5. http://www.bibliotecapleyades.net/esp_paradigmaholo02.htm
6. http://media.wix.com/ugd//10016b_c413fa0eea197fd2b63c735b45197d20.pdf
7. Libro dle autor: http://books.google.com.co/books?id=jSlSlyckCUsC&printsec=frontcover&hl=es#v=onepage&q&f=false