Mes: diciembre 2020

Reflexiones sobre la inteligencia emocional, a propósito del libro de Daniel Goleman.

¿Qué es la inteligencia emocional?

Al mirarnos desde la perspectiva etológica, comparándonos con otras especies, los más próximos son los grandes primates como chimpancés, orangutanes, gorilas. En el medio social en que nos desenvolvemos los primates, las especie sapiens tiene muchos vínculos con sus orígenes primates, de convivencia en grupos con números limitados de individuos. Este es un punto clave, porque nuestras estructuras neurológicas manejan bien la información de grupos limitados, de varios cientos de personas.

Es la capacidad de conocer y manejar las propias emociones, automotivarse, conocer las emociones de quienes nos rodean, manejar adecuadamente las relaciones con los demás. El desarrollo de este concepto está ligado a los nombres de Peter Salovey y Robert Sternberg, dos psicólogos de la Universidad de Yale. Si bien el arte de la prudencia en las relaciones sociales tiene bastante antigüedad, ellos fueron los que introdujeron el concepto ligándolo al concepto de la inteligencia en general, cuando hubo tanto interés en el cociente intelectual, según las mediciones de Lewis y Terman a inicios del siglo XX.

¿Qué son las emociones?

Cualquier sentimiento fuerte, ya sea ira, miedo, excitación, amor u odio, asociado con ciertos tipos de cambios corporales, principalmente viscerales y bajo el control del sistema nervioso autónomo, que usualmente impulsan a una acción o a un determinado tipo de conducta.

El componente neurológico de la inteligencia emocional

  • Tenemos la corteza cerebral, sobre todo la de la parte frontal y prefrontal. Prefrontal quiere decir que está por encima y detrás de los ojos. La órbitofrontal es esa que está justo encima de los ojos. La prefrontal dorsal es la que está encima de la órbitofrontal. Esta es una corteza que permite la automotivación, la comparación de información, la generación de estrategias.
  • El segundo componente es el sistema límbico, una zona de corteza que parece una dona o rosquilla que ha sido mordida, que envuelve al cuerpo calloso y al tallo cerebral.
  • El tercer componente, se llama amígdala, es un núcleo neuronal asociado al sistema límbico y pende al extremo, como un arete. Este núcleo se comunica con muchas partes del sistema nervioso: con la corteza prefrontal, con el hipotálamo, con el llamado centro estriado, que maneja fibras motoras de extremidades, con el tálamo, con la glándula hipófisis, que es el llamado cerebro glandular.
  • El cuarto componente está en el hipotálamo, contiene los circuitos neuronales que regulan funciones vitales que varían con los estados emocionales, como temperatura, pulso, presión sanguínea, ingesta de comida y agua
  • El quinto componente es el sistema nervioso autónomo, que permite las respuestas adaptativas automáticas del organismo ante el medio ambiente.
  • Y un sexto (pero no último) componente, es el hipocampo, esa parte del cerebro en el lóbulo temporal que tiene forma  de caballito de mar y que se encarga de adquirir y codificar recuerdos.
5 limbic system
Tomada de: https://image.slidesharecdn.com/5limbicsystem-121125123442-phpapp01/95/5-limbic-system-30-638.jpg?cb=1353847086

Interesa conocer estas relaciones, porque a través de la información recibida por vía de órganos de sentidos, sistema nervioso autónomo, la amígdala y el sistema límbico ayudan a coordinar una respuesta para relacionarse con el mundo. Expresan las emociones como el miedo, en forma pura, que se reflejaba en conducta de huída para permitir la supervivencia en un medio de sabana africana, llena de depredadores. Y en los adultos, podían permitir una emoción de ira, manifestada como conducta de hostilidad. La amígdala y el sistema límbico hicieron posible la supervivencia de quienes actuaban y huían sin esperarse a confirmar en forma detallada si ese rugido y ese crujido en las ramas era producido por un esmilodonte o tigre dientes de sable. Desafortunadamente para los curiosos, solo había una única y última confirmación…

La corteza prefrontal analiza información de manera lógico- analítica -secuencial -matemática. Sigue la secuencia a b c d e. La amígdala hace un salto de a hacia e, si se permite el ejemplo. Nada de razonamiento, acción pura. Práctica para sobrevivir en las sabanas africanas, terrible en un embotellamiento de tránsito en cualquier centro urbano en el mundo….

El componente autonómico

Importa porque es un sistema nervioso que maneja los órganos viscerales, lo hace de una manera independiente de la voluntad, con sus dos divisiones ampliamente conocidas, el simpático o excitador y el parasimpático o armonizador. Y su desempeño se hace simultáneamente con otras dos estructuras: el hipotálamo y la hipófisis que conectan los núcleos del sistema nervioso autónomo y todas las glándulas del organismo. Queda delimitado el circuito que ayuda a mantener la homeóstasis o ambiente interno del organismo, en posibilidad de responder a los escenarios extremos de demanda de supervivencia. Estos son los escenarios que en inglés son las 4 F (fly, figth, feed, fuck), de huída, lucha, alimentación y sexo.

Si se requiere luchar, se activa el simpático: el corazón se acelera para bombear más sangre, los bronquios se abren para facilitar el flujo de aire para que haya más oxígeno en la circulación, se abren los capilares en los músculos para facilitar la irrigación, se produce glucogenólisis en el hígado para que haya más glucosa para los músculos, se abren las pupilas para ver mejor lo que pasa, se activan los músculos piloerectores, se “paran los pelos” y se tiene un aspecto más grande frente al enemigo, disminuye el flujo de sangre al aparato digestivo, se aumentan la secreción de endorfinas para soportar dolor.

Y está por supuesto, el parasimpático con su principal nervio, el vago. Vagus en latín quiere decir errático. La vagancia se refiere originalmente a ir de aquí para allá, o como lo cantara Facundo Cabral, “no soy de aquí, ni soy de allá”….. El vago actúa en sentido complementario y opuesto al simpático, facilitando la homeóstasis o adaptatividad en el medio interno, facilitando la secreción de jugo gástrico y el movimiento digestivo para la asimilación de nutrientes, la excreción de estos nutrientes mediante la deyección, el mayor flujo de sangre al aparato digestivo, desviándola de los músculos, la erección, la menor frecuencia cardiaca.

En nuestra frenética sociedad occidental neosecular, la forma que tenemos de activar el simpático, es mediante el ejercicio regular. Así, en reposo aumenta la actividad del vago. Esto se refleja en las frecuencias cardíacas bajas en reposo. ¿Se acuerdan de Miguel Induraín, campeón del tour de Francia? Tenía frecuencias cardíacas en reposo de 30 latidos por minuto. Y otra forma, es a través de la meditación. Concentrarse en la respiración, como en la meditación Vipasana sentir el aire que entra frío y sentir el aire que se expulsa cálido. Y nada más. Teniendo de fondo una imagen de un firmamento azul, donde los pensamientos disruptivos son como nubes que desaparecen….. Cerrar los ojos y ver las múltiples esferas irisadas de matices indefinibles que van cambiando de forma y color, mientras el abdomen se va expandiendo y no se hace ningún movimiento, estando sentado con las manos semejando una flor de loto….

El componente psiconeuroinmunológico de la inteligencia emocional

La bursa de Fabricio es el órgano que se identificó en las aves como productor de linfocitos que se llamaron B (de bursa). Y los ganglios linfáticos, ese punto donde se reúnen los llamados linfocitos T. Durante mucho tiempo se pensó que el sistema inmune venía aparte de todos los demás sistemas orgánicos.

Francisco Varela, confirmó a través de sus investigaciones en la Escuela Politécnica de París, que el sistema inmune tenía su propia identidad, y esto fue complementario con el trabajo de muchos investigadores, como Kunkel, Tonegawa, Medawar. El sistema inmune es como un control de aduanas, que permite el tránsito de lo que está registrado de antemano. Confisca y ataca lo que no está registrado en el sistema; y la forma de registrarse en el sistema es por medio de moléculas del sistema HLA, acrónimo para el sistema de antígenos de linfocitos humanos.

Hasta acá el sistema inmune. Y viene la investigación de David Felten, donde demostró la presencia de terminales nerviosas autonómicas en los ganglios linfáticos.

¿Qué significa esto? Significa que los linfocitos reciben influencias de los neurotransmisores. Se pueden reforzar en su función. Y su función de vigilancia se puede suprimir. El CRF es una hormona llamada factor de liberación de corticoides. Tiene el atractivo nombre de corticorrelina. Y debe interesar, porque cada vez que hay estrés, el sistema límbico y la amígdala emiten una serie de impulsos que actúan sobre el hipotálamo, que actúa teleológicamente sobre su efector que es la glándula hipófisis. Esta secreta CRF, la mencionada corticorrelina. Y el hipotálamo activa el simpático, que actúa sobre las glándulas suprarrenales en los polos renales. Ellas liberan adrenalina.  Está configurado el escenario humoral del estrés.

¿Qué hace la respuesta humoral de estrés en el organismo?

Recordemos que el sistema nervioso autónomo ayuda a lograr la homeóstasis o adaptación del medio interno ante las demandas del medio ambiente externo y lo hace a través bien del simpático, bien del parasimpático. Logra las respuestas conductuales de lucha, huída, alimentación y sexo.

Ahora vamos al escenario social del día a día para muchos. Se levantan muy temprano, desayunan poco o no desayunan. No reciben glucosa cuando el organismo más la necesita, cuando a gritos nuestro estómago se revuelve en agónicos llamados para recibir un bocado….

Sometidos a un angor temporis, que el tiempo no es suficiente, por ejemplo, para llegar al sitio de trabajo.

La sensación en este momento es de angustia. Y la angustia no es solamente que falte el aire en el pecho, ese sentir de las palpitaciones en el cuello, esa sensación -como decía el jefe tribal Abraracúrcix en el Escudo Arverno-, que el cielo se nos cae encima. La angustia es una respuesta neurohumoral de estrés que nos va minando poco a poco.

La adrenalina constriñe los vasos en el intestino, la función de barrera se reduce, las toxinas de lo ingerido entran en mayor número a la circulación y originan sobrecarga a las células del sistema inmune en el hígado y el bazo. La adrenalina también constriñe los vasos en el corazón, el cerebro, el riñón. Sufren pequeñas laceraciones, que se tienen que tapar con plaquetas. Se les deposita grasa. Se forman placas de ateroma. Se está mezclando gasolina con un encendedor prendido.

Esto es muy conocido. Hemos leído de esto muuuuchas veces. Pero negamos que esto nos pase a nosotros. Las estadísticas son para los demás. Nuestra vida es posible gracias a la negación.

Como no se ha ingerido “combustible” en la mañana, el organismo se resiente y nos sentimos débiles. Hay que tomar el estimulante por excelencia, que es café, algunos toman bebidas energizantes. Un torrente de energía nos desborda. Se consigue una respuesta semejante a la de neurotransmisores estimulantes y esto, disminuye la sensación de apetito.  El almuerzo se ingiere sin mucho apetito. Las células grasas activadas por el poco aporte de energía al desayuno, al fin reciben un poco del vital combustible, que ellas acumulan como saben.

Y ahora miremos las neuronas, el “disco duro”. Porque estas son otras grandes afectadas.

Mal funcionamiento y apoptosis. Las neuronas del hipocampo, aquellas responsables de grabar la información, se ha resentido y no graban lo mismo. Las neuronas de la corteza prefrontal, disminuyen su actividad. No analizamos lo mismo. Tomamos decisiones apresuradamente. Por lo tanto, no es de extrañar que sintamos angustia. Empezamos a tener reverberaciones mentales en torno a si esta decisión fue la mejor. La atención se disminuye. La angustia mantiene las neuronas hiperactivadas, el aporte de glucosa de la dieta sana no es óptimo, hay presencia de corticoides como cortisol elevada, llega la hora de la tarde, la resaca mental se deja sentir como un tsunami. El proceso de regreso a la casa es digno de una descripción de los círculos de Dante alrededor de la Estigia.

Estigia (río) - Wikipedia, la enciclopedia libre
Tomado de Gustave DoréLa travesía del Estigia (La Traversée du Styx, 1861).

La irritabilidad es la única respuesta posible al llegar a la casa, donde claro, hay las contingencias del día a día. Pero no hay mucha energía para resolver, y las neuronas son como una ballena en una playa. Tratan de moverse, pero están escoradas.

Tempus fugit, el tiempo huye de prisa, tomamos otra dosis de estimulante. Obviamente la hora del sueño se desplaza. Empezamos a ver TV, la última mirada al celular con su luz blanca es una estocada a la melatonina. Vueltas y más vueltas en la cama, sueño nada reparador, porque la melatonina falta para producir el sueño. Levantarse en la mañana es otra respuesta neuroendocrina a estrés, así durante muchos años, décadas quizá.

Como en las ejecuciones hipotecarias, finalmente llegan los cobros del organismo. Cáncer, infarto, muerte súbita, depresión, enfermedad de Alzheimer.

Pulmonary heart disease - Wikipedia
Tomada de: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/b/b8/Thrombosis_formation.gif/220px-Thrombosis_formation.gif

¿Qué ha pasado con la inteligencia emocional?

Afortunadamente somos más conscientes de la necesidad de la inteligencia emocional en nuestra vida. Se refleja en los programas de coaching, de conocerse mejor a sí mismo, de mejorar la estrategia de diálogo para poder lograr ese camino del medio de manejar las propias emociones, aceptando lo adverso, procurando buscar que lo que se quiere ocurra, en un escenario donde los sentimientos de los otros y la conducta prudente son importantes. De modo que se consolide una moral adecuada, que busque reducir el sufrimiento de los seres sensibles.

¿Cómo mejorar la inteligencia emocional?

Siendo más conscientes de la necesidad que tenemos de ser seres sociales que quieren dar lo mejor de sí. Siendo conscientes que buenos pensamientos cosechan buenas palabras y buenas acciones. Siendo conscientes de la importancia de lo que comunicamos. Y esto no es solamente lo que decimos, sino lo que actuamos con el cuerpo, es decir, la empatía que transmitimos.

Obviamente, se requiere más energía. Esto implica mejorar la nutrición y la actividad física. Mejorar nuestro conocimiento y habilidad sobre algo. Ser más organizados. Porque el conocimiento y la destreza que se manejan a nivel de la corteza prefrontal, lograr reducir la respuesta incontrolada de la amígdala y el sistema límbico.

Y cuando sea del caso, que seguramente no serán pocos, acudir ante los profesionales de la salud, para la terapia conductual, cognoscitiva y/o farmacológica del caso.

El programa de la ciencia del Yo, es un soberbio programa que necesita más divulgación. Ayuda a hablar de una situación problemática, del ambiente emocional en torno a ella.

Y por supuesto, leyendo más sobre ella, para conocer más sobre ella, procurando aplicarla en nuestra sedienta sociedad.

Seguramente somos más inteligentes emocionales de lo que creemos. Lo que necesitamos ahora es exteriorizarlo más.

Leer varias veces este material de Goleman nos ayuda a ser conscientes de lo que ya tenemos, que seguramente no es poco, y nos despierta la curiosidad para ejercitar más conducta emocionalmente inteligente. Decir más ¡buenos días! a desconocidos.

Cuando se aprender a ver más allá de esa limitada frontera que es el yo egoísta, se ve el vasto universo de oportunidades de creación y ayuda con los semejantes. Empezando con nuestro propio núcleo familiar. Recordando a la periodista Arianne Huffinton, hay oportunidades de voluntariado. Mostrando gentileza con la naturaleza, porque estamos conectados e interconectados al mundo físico que nos rodea.

La Inteligencia Emocional - Daniel Goleman - $ 20.000 en Mercado Libre
Tomado de https://tinyurl.com/y7tgmovn